¿Cuánto nos importa la estabilidad financiera?
Enrique Marshall Economista y exvicepresidente del Banco Central
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Enrique Marshall
La estabilidad financiera es un objetivo de política de primer orden. Lo olvidamos, pero las crisis financieras nos lo recuerdan cada cierto tiempo, como ocurrió con la que se desató en 2008. Sabemos que el buen funcionamiento de la actividad financiera se preserva principalmente con buenas regulaciones, una efectiva supervisión y sanas prácticas comerciales.
Sin perjuicio de ello, existe un factor adicional que suele ser soslayado. Me refiero a la política monetaria que persigue la estabilidad de precios, pero que tiene también incidencia sobre la estabilidad financiera.
El Banco Central conduce sus acciones mediante un instrumento que es la tasa de interés de corto plazo. A través de varios mecanismos, ésta incide en la evolución del ciclo económico. Sin embargo, la tasa de interés es un precio que guía múltiples decisiones de ahorro, endeudamiento e inversión. Por ello, las acciones del Banco Central tienen efectos no solamente sobre el ciclo económico, sino también sobre el funcionamiento del sistema financiero.
Cuando la tasa de interés se aparta significativamente de su nivel normal, pueden producirse efectos adversos en materia de estabilidad financiera. Episodios para ilustrar este punto sobran. Recordemos, por ejemplo, el brusco incremento de la tasa de interés que realizó el Banco Central para hacer frente a la crisis asiática en los años noventa. Ello provocó un fuerte impacto en la hoja de balance de las pymes, lo que pudo ser superado sólo después de varios años.
En la última década hemos observado lo opuesto. En las economías avanzadas, las tasas han permanecido en niveles extremadamente bajos. En Chile, el escenario también ha sido de tasas bajas, especialmente comparadas con las históricas. Ello no ha estado exento de implicancias, al generarse condiciones propicias para una toma excesiva de riesgos y la acumulación de obligaciones.
Simultáneamente, los incentivos para ahorrar, por lo menos a través de los canales tradicionales, se han debilitado. Agréguese que los bajos retornos han ejercido presión alcista sobre los precios de los activos financieros y no financieros. Ninguno de estos movimientos podría ser calificado como muy positivo para la estabilidad financiera.
Afortunadamente, el Banco Central ha permanecido atento a estos desarrollos y ha informado e incluso alertado al mercado a través de su Informe de Estabilidad Financiera.
Muchos quisieran que el escenario de tasas bajas permanezca para siempre, pero ello es imposible. Lo que corresponde es dejar que el Banco Central haga su trabajo y pondere adecuadamente todos los efectos, tanto monetarios como financieros, de sus acciones de política. Para ello fue creado. Si ajusta la tasa de politica monetaria, es señal de que la economía se ha fortalecido y ello es bueno para la estabilidad financiera en el largo plazo. Si la normalidad se aproxima, bienvenida sea.